Buenas de nuevo
Los árboles, frondosos cuajados de frutas, pasaban a toda velocidad, las crines de tu caballo ondulaban al viento, me costaba seguirte, estaba claro que, anteriormente aparte de domarlos, eras una amazona formidable, nunca había visto montar un caballo con tanto brío, te veía saltar con él y parecía que podías rozar el sol, cuando aquel conejo se cruzó en tu camino, te ví en el suelo y estiré el brazo todo lo que pude, te cojí e impedí tu caída, seguramente tendría el brazo roto por tres sitios, pero sólo me importabas tú, te pregunté como estabas y tu mirada me dijo que estabas bien ...
Saludos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario