Buenas de nuevo
El viento siseaba entre las hojas, cuando nos arrojamos el uno sobre el otro, nuestras armas parecían ir tan rápido como la luz, los dos íbamos a por los puntos vitales del otro, saltos, patadas, mandobles, todo valía para conseguir una rápida victoria, mi hilo de alambre paraba bien tus espadas, pero tus movimientos eran rápidos y conseguiste arrinconarme al lado de una gran roca que yacía cerca de la pared del jardín, tu katana tiró a matar, la evité, no sin que me hiciera una leve herida en un brazo, yo a cambio, maniobré con mi hilo en posición invertida y él cayó al suelo sin vida. yo también caí al suelo por el veneno con me había atacado y que yo desconocía, desde el suelo el cielo se ve mucho más azul y el viento me decía al oído que el momento de unirme a él , había llegado, que ya iba a ser como el viento, libre.
Después no recuerdo mucho más, pero 5 años después, con un brazo menos y libre del yugo de mi shogun, estoy casado, tengo un hijo y simplemente labro la tierra, mientras le cuento al viento, lo feliz que soy.
Saludos
sábado, 26 de enero de 2008
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