lunes, 8 de octubre de 2007

LO QUE EL CORAZON ME DICTE LVII PARTE

Buenas de nuevo

La adrenalina se me disparaba, esto de bucear no era lo mio, era casi total la obscuridad, por suerte la linterna que llevábamos incorporada, nos hacia tener una visibilidad buena. Habían peces de todas clases, de todos los tamaños y colores.
Algún que otro escualo huía despavorido ante nuestras luces y por fin llegamos a donde nos habíamos propuesto, aquel arrecife de coral era maravilloso, no habría palabras ni poetas para describir lo que vi, simplemente me dejé llevar por la fascinación de ver este regalo de la naturaleza. Cuando regresamos al barco, le firmé gustoso un cheque por 10.000 $ para intentar salvaguardar este lujo que era el arrecife de coral más grande del mundo en la zona natural de Australia.

saludos

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