UNA POESIA PARA NATALIA III

Buenas de nuevo

Amsterdam, un paraíso de ensueño, la verdad, esta cuidad de noche era tan atractiva como tú, con ese traje que llevabas, si mi cerebro pudiera hacer fotos, sin duda, te haría una mientras sonreías y la luna hacía de foco alumbrándote, como si fueras la estrella principal, estábamos cansados de andar y me pediste un descanso, así que, nos sentamos en un banco en un parque, del cual no recuerdo el nombre, pero sí palabra a palabra, todo lo que me contaste.
Esa infancia marcada por el cambio de cuidad, la enfermedad de tu madre y sobre todo de economía, en tus años jóvenes, tus padres tomaron decisiones que no entendiste entonces y ahora si las entiendes, pues con la edad, se entiende casi todo lo que te acontece. Una lágrima aparecía en tu mejilla y te abracé con fuerza, te dije simplemente que disfrutaras de este viaje aunque te prometí que no sería el último.

Siempre recuerdo a la gente que aprecio, me alegro que estés estable con tus líos y tu trabajo, amen de que puedes contarme lo que gustes, que nunca me aburres.

saludos