Buenas de nuevo
La verdad, es que no me podía mover del miedo que tenia, y ya me daba por muerto, cuando aquel hombre harapiento, se me echaba encima para mi sorpresa, en ese momento, no lo pensé, pero me estaba salvando la vida, entonces, sonó el disparo, y cogí al vuelo a ese héroe, pensando que se había llevado la bala por mi, él también hacía afán de buscarse la herida, pero los dos nos sorprendimos, pues estábamos intactos y nos abrazamos, cuando apareció aquel agente con el arma en la mano y preguntándonos si estábamos bien, el otro hombre tenía una herida de bala y fué atendido por los sanitarios, pero nosotros seguíamos abrazados.
Ahora , cada año por estas fechas, siempre pongo una silla de más en la mesa, porque mi amigo que ha rehecho su vida, trabajando como albañil, siempre viene desde Detroit aquí a Nueva York, para sentarse a mi mesa.
Saludos
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