Buenas de nuevo
El aire me daba tibio en la cara, no en vano creo, que por el ulular del viento, todo se desperezaba, desde la fina hierba recién cortada, hasta los mismos árboles, que con su sinfonía de colores, atraía a los primeros pájaros con esos trinos tan característicos, te diste la vuelta en la cama y seguiste durmiendo, así pues, me dediqué a admirar todo lo que me rodeaba en aquel chalet, creado sobre la misma montaña y donde el agua, quería llegar a rozarme con las olas, que chocaban con fuerza contra las rocas.
Saludos
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